Pasta de maní

Pasta de maní

Letras | Cocina

dsc00167dsc00012La comí por primera vez al tiempo de estar viviendo en Miami, hace unos pocos años. Y me gustó.
No recuerdo haberla visto antes de eso en los supermercados de aquí o de Chile (por los que anduve otro tiempo también), o siquiera haber mencionado ni advertido el deseo de comprarla. Pero el americano es tan aficionado a su peanut butter como, por ejemplo, nosotros al dulce de leche o el italiano a la nutella, y no hay apetito o espíritu que se resista –menos uno apegado al dulce como el mío– a la presencia sin falta de este producto en los hogares, los negocios, los quioscos, la televisión, las recetas, la cultura. Costaba poco, a diferencia de lo mucho que pagamos en nuestras góndolas por uno de estos frascos, y era natural, orgánica y sin azúcares agregados.

dsc00128Si aprendí algo en Estados Unidos mejor que el inglés fue el sabor de la comida orgánica. Y lo aprendí rápido. Pollos, salmones, huevos, brócolis, hojas verdes y de cuanto color vivo la naturaleza tiene a bien regalarnos, frutas, quesos, nómbreme… supermercados enteros de productos orgánicos, organizados por departamentos o góndolas diferenciadas, con lo mejor de allí y del resto del mundo, exhibido con harto primor, una delicia recorrerlo y un beneficio a corto y largo plazo comprar, si usted es de los que se preocupan algo de su salud.

whole-food-marketUno de los más completos es el Whole Foods Market. Una maravilla! Una prestigiosa cadena de supermercados con locales en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido. Hacer las compras en su local de Pinecrest, saliendo de la ciudad de Miami, se planificaba como un día de paseo. La villa residencial de Pinecrest merece ella sola el viaje, pero bastaba alargar unos kilómetros para llegar a la ciudad de Homestead y aprovechar mejor el sol del día que en Miami rara vez no se deja ver. Homestead, devastada en el 2002 por el huracán Andrew y luego repoblada y convertida en una próspera ciudad agrícola, es una tregua concedida al rumor y al tráfico citadinos y un destino estimulante para quienes entendemos y hemos visto el trabajo del campo y lo disfrutamos más por ello. De manera que las paltas, los mangos, las naranjas, que luego compraríamos en el Whole Foods Market seguramente provenían de sus cultivos. Tomar mate en uno de estos caminos es uno de los más queridos recuerdos que atesoro de aquellos fines de semana.

mate-en-homesteadplantaciones-homesteadOtro de mis favoritos era el Wild Oats Market, en South Beach, también un paseo atravesar el puente que separa la isla de la ciudad y después o antes de las compras visitar un rato el mar que tanto añoro…
Claro que no todos los días podemos tomarnos este tiempo para hacer compras, entonces cerca de casa existirá siempre un Publix, o la cadena que fuera dependiendo del estado en que se encuentre, en donde además de hallar una sección de orgánicos de casi la mayoría de los productos participará de algunas charlas raras como ésta. Ponga atención:

–        Este queso no tiene precio, -dijo la cajera mirándome. Me dispuse a salirme de la caja y a buscar otro en las góndolas que lo llevara impreso, pero ella habló antes: – Vaya enfrente, a atención al cliente, allí se lo darán gratis.
–        Por qué?, -pregunté curiosa y contenta.
–        Es el procedimiento, cuando no tiene precio se lo lleva gratis.

Era un queso mascarpone que, gratuito, resultó doblemente cremoso… Fue la primera lección que recibía de respeto hacia el cliente. Luego ya no me sorprenderían; ¿adoptaría usted, como yo, las buenas maneras y costumbres con mayor ligereza que las del desatento?

publixCada aspecto de la conformación de una cultura es criticable y, a la vez, digno de nuestros elogios, según el punto de vista. La cultura americana, que evidentemente adolece de faltas, como el resto, puede presumir, sin embargo, de su concepción integral del cliente y de su conciencia de la necesidad de él como el factor más importante para el desarrollo o no de una empresa. El cliente de un supermercado, de un banco, de una tienda, de un restaurante, no debiera considerarse un integrante menor en esta búsqueda del desarrollo. En esta parte del sur del mundo, debo decirle, y con bastante tristeza, nosotros, clientes y consumidores, nos hallamos en una situación delicada: sin voz o derecho a reclamo, mucho menos con derecho a la devolución de un producto, y con frecuencia debemos padecer el trato descortés de empleados o hasta dueños de un negocio que difícilmente entenderán algún día la anécdota del mascarpone…

dsc00202Me voy a mi pasta de maní. Maní comprado en una de las dietéticas que me tiene como cliente cautiva. Es una posibilidad válida para esquivar la descortesía de la cual hablo, la de apropiarse de un negocio y revisitarlo, educar a su dueño, domesticarlo y procurar hasta su cariño. En el mundo del revés usted elige: o pretende la razón o trabaja por un trato ameno.

Pasta de maní

Ingredientes: para 300 grs de producto terminado
200 grs de maní pelado y tostado
1 pizca de sal marina
4 cucharaditas de miel
2 cucharaditas de aceite de oliva
agua c/n

dsc00043dsc00090Preparación:
Procesar el maní hasta obtener un polvo.

dsc00093dsc00098Continuar procesando hasta que adopte la consistencia de una pasta. A medida que el maní va soltando sus aceites se irá amalgamando y adquiriendo el aspecto de una mantequilla.

dsc00100Agregar la miel, la pizca de sal, el aceite de oliva y procesar (en mi caso utilicé maníes salados, verifique el punto de sal del maní que compra, de otro modo necesitará mayor cantidad de miel para endulzarlos).

dsc00105dsc00107Por último agregar el agua de a poco, con cuidado para no aguar la mezcla, mientras continúa procesando hasta obtener el punto deseado. Debe resultar una pasta untable.

dsc00111dsc00114dsc00181dsc00196dsc00215dsc00224Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Un tiramisú para Miami

Un tiramisú  para Miami

Letras | Recetas

dsc058711Betty me pidió hace unos días la receta del tiramisú. Betty vive en Miami, es de origen cubano y la casa en la que habita es hermosa. Tiene en el living un piano de cola negro que su hijo usaba cuando era más niño para practicar las lecciones que aprendía de su profesor y que yo aprovechaba algunas tardes para evocar las mías. El corazón de Betty es como su casa, grande y precioso, musical, habitable.
Mientras viví yo también en Miami la visitaba a menudo. Su barrio es una porción de ciudad un poco más verde que el resto, los árboles, por ejemplo, frente a su casa, tienen el tamaño de una majestad y como tal son tratados. Las calles amplias, el cielo abierto, la gente tranquila.
El mío, no muy distante, era más corriente. Pero me alcanzaba de cerca el privilegio de una isla vecina a tan sólo seis cuadras y un puente abovedado para abordarla.

brickel-puente-accesoDebajo de este puente, la bahía de Brickell Key, comienza a abrirse al mar por un camino ancho y de pronto poblado de delfines, y casi a diario de manta rayas y peces de menor tamaño y de colores vivos moviéndose entre las rocas de las orillas. Una isla pequeña frente al mar, de gente adinerada si la miramos con ojos de tercer mundo, aunque más o menos adinerada si vista con el opulento ojo americano.

miami-yates-bahiaAllí iba todas las mañanas a caminar y a respirar bien hondo, como una manera saludable y económica de mantenerme en forma. Era mi rincón de las plegarias, como lo describía en aquel tiempo. Un rincón para pedir y, aunque menos, porque los humanos somos difíciles de complacer, para agradecer. Ya otros han dicho con bastante razón que la bonanza es menos espiritual que la incertidumbre. Para alivio mío, este rincón acogía cualquier ceremonia que quisiera declararle.

miami-camino-duoDesde la primera mudanza de adolescente hacia la Universidad de Buenos Aires han pasado unas cuantas otras. En cada lugar buscaba hasta encontrar mi rincón y lo mudaba conmigo antes de resignarme a perderlo. Me sirvieron algunos de mis dormitorios (aquellos que podía aislar con dos vueltas de llave), un camino de campo cuando viví en el campo del sur, ciertos baños en ciertas ocasiones, y el rincón que mejor recuerdo es una iglesia a la que acudía en horas de la mañana para encontrarla vacía.

La isla de Brickell Key, aunque más poblada que una iglesia, ha sido el más íntimo de mis rincones. El qué más extraño. Su mar, expuesto continuamente al sol, era un espejo prodigioso, y era mi mar de todos los días… qué lugar más ancho y más digno ha visto usted para dejar una plegaria? Le recé tantas como me iban surgiendo desde la mañana anterior, cuando regresaba a casa y la rutina se entorpecía con cualquier embrollo de los habituales, cuando una nostalgia rancia me llegaba de improviso, cuando el sueño de un futuro deslumbrante se hacía presente con el miedo de no verlo llegar después, cuando tantas veces he sentido, como usted, un peso avasallando el alma sin razón evidente, una cierta tristeza que apena como cierta y al mismo tiempo se explica incierta… Tantas… muchas plegarias…

La versión saludable de este tiramisú está dedicada a mi querida Betty, como agradecimiento a su permanente cariño y lealtad. Gracias Betty! Por el piano, la confianza, las charlas, los consejos y esta memoria que me ha traído hasta aquí, de la bahía y su reservado mar agitando en el oleaje seguramente aún hoy las oraciones que le conté entonces.
Gracias Betty!

PD: gracias a los amigos temporarios de esta ciudad, a los perdurables y a los vecinos: Cecilia, Lucía, Roberto, Sonia, Florencia, Edith, Mabel, Ilda, Antonieta, Adriana y a los que faltan les pido dejen su nombre en los comentarios, me haría muy feliz saber de ustedes…

Tiramisú con bizcocho sin gluten y crema de coco
Ingredientes:

Para el bizcocho:
4 huevos
100 grs. de harina de arroz integral
100 grs. de azúcar orgánico
1 cdta. de extracto de vainilla

dsc05810Para la crema de coco:
700 ml de leche de coco*
2 yemas
100 grs. de azúcar orgánico
50 grs. de miel orgánica
100 grs de fécula de maíz
100 ml de agua o c/n para diluir la fécula de maíz

Para ensamblar el tiramisú:
1 taza grande de café tibio
cacao amargo c/n

Preparación:
Batir las yemas con un tercio del azúcar y el extracto de vainilla.

dsc05819Por otro lado batir las claras a nieve con el resto del azúcar. Incorporar suavemente, un poco a la vez, las claras al batido de yemas intercalando con la harina.

dsc05816dsc05825Colocar la preparación en un molde rectangular previamente forrado en papel manteca y rociado con aceite vegetal. En este caso usé uno siliconado.

dsc05841Cocinar en horno a 200º durante 10 a 12 minutos.

Para la crema de coco:

dsc05851Batir las yemas con el azúcar y la miel. Agregar la fécula de maíz disuelta en un en el agua y pasada por colador para no introducir posibles grumos. Incorporar la leche de coco y llevar a fuego mediano hasta que espese, revolviendo para evitar que se nos pegue en el fondo.

dsc05848Cuando alcanza el punto de hervor, bajar el fuego a mínimo, cocinar por 2 o 3 minutos más y dejar enfriar.

dsc05853Para ensamblar el tiramisú:
Preparar el café, suave o fuerte, según su preferencia. Dejar entibiar.

dsc05857Cortar el bizcocho en tres capas.

Comenzar a ensamblar disponiendo la primera capa sobre la base donde lo serviremos, mojarla con el café -con cuchara o pincel- y agregar una cantidad abundante de la crema de coco. Repetir el proceso con las otras capas y terminar con la crema y el cacao amargo cernido en colador para que caiga delicadamente.
Llevar a la heladera para que el postre se enfríe y los sabores se amalgamen, al menos 2 o 3 horas antes del momento de servir.
Me gusta acompañarlo con una copita de café helado, usted puede darme la razón o probar con algún licor que sea de su agrado o quizá un con vino añejo.

dsc05898La leche de coco*
Es importante buscar alternativas en nuestra dieta a la leche y otros productos lácteos si queremos disfrutar de los alimentos que nos gustan y evitar el malestar que nos provocan. La lactosa de la leche, por ejemplo, es un azúcar natural que el ser humano no puede digerir y como consecuencia de su consumo experimenta molestos problemas gastrointestinales. No siempre somos conscientes de estas molestias, claro, pero quienes sí las advierten se dice que padecen de intolerancia a la lactosa, cuando en realidad, esta intolerancia, la sufrimos todos.

La leche de coco es 100% vegetal y por tanto no contiene lactosa ni ninguna proteína láctea. Es un ingrediente muy empleado en la cocina asiática como base de diferentes platos y salsas. Se utiliza también, y como en el caso de nuestro tiramisú, en repostería. Se puede servir directamente como refresco, o se puede usar para cocinar (curry de pollo a la leche de coco, langostinos con leche de coco, arroz con leche de coco, flan de coco, budín de coco, etc…)

Son muchísimos los beneficios que el coco nos brinda: acelera el metabolismo, ayuda a quienes intentan perder peso y regula los padecimientos de quienes sufren de la tiroides. Sus grandes cantidades de sales minerales y potasio favorecen la mineralización de los huesos. Ofrece un bajo aporte de hidratos de carbono y es beneficioso para el sistema digestivo, ya que sus cantidades de fibra son muy propicias para las alteraciones intestinales. Su alto contenido de vitamina E sirve de antioxidante, junto a vitaminas hidrosolubles del grupo B.
Muchos consideran la leche de coco como un alimento milagroso, ya que ayuda a proteger el organismo y a curarlo de múltiples afecciones internas y externas.

En resumen, estamos en grado de afirmar que esta leche prodiga grandes beneficios para nuestra salud.
Puedo recomendar la marca Chaokoh, en lata de 400 ml, que es la que uso, y con excelentes resultados. La consigo en una casa que vende productos japoneses, pero está disponible también en las dietéticas. Si no logra ubicarla, en los supermercados cuentan con una marca brasilera envasada en botellas de 200ml de vidrio que es muy buena también, aunque el sabor a coco es un poco más tenue.

Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)